HENRICH MARÍA DAVRINGHAUSEN (1894-1970) / LA REALIDAD NO SE MIRA A ESCONDIDAS

Si en el arte contemporáneo la gama fenomenológica de la tipología de la obra es enormemente extensa, hasta alcanzar la dimensión de ambiente y lo cotidiano, es gracias a una pintura como la del alemán DAVRINGHAUSEN, que mírese como se quiera, continúa vigente.
En sus realizaciones, como en las de todos los adscritos a la Nueva Objetividad, se estructura otra forma de visualidad, un imaginario de lo grotesco, extravagante, cruel, etc., que es el trasunto constante y eterno de todas las épocas, aunque ahora es más osado y entronca con todas las distorsiones de su tiempo, sabe asimilarlas e integrarlas, imprimirles el sello plástico de lo vivo, de una realidad con la que se cohabita, y que tiene de racional depresiva y autodestructiva lo que se piensa de irracional.
Elabora escenas vívidas con un cromatismo que confronta y ajusta contrastes sin gestos, que acude a magnitudes distintas, a encuadres que completan la proyección del conjunto, para que a partir de la sordidez, lo turbio, se obtenga lo que contiene sin más agitación que la necesaria.
Y la nitidez figurativa es un propósito de unificación del pensamiento con la acción que va en busca del sortilegio de mostrar, exponer y acercar a la mirada la comprensión y el conocimiento.

Por el fantasma escuece su príapo,
pintarrajea el soplo o relaja el suspirante,
sábanas de cuyas aguas salen cien carazas,
orejas destornilladas, naríz en esófago de rana,

ojos cruzados con cáscaras gomosas, pisados
por el galpón que tirabuzona bien su cuerpo.
Chapuzón al asombro, levanta ínclito las sabanas
y las cestas mueven su medioevo en carcajadas.
(José Lezama Lima).

Publicado por Goyo

Escritor de arte, coleccionista.

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