El argentino SCAFATI nunca ha perdido el sentido de la línea, el eje sobre el que va a bascular todo su dibujo, el modelado sobre el que afirma el relato. Es casi un virtuoso al que no se le escapa nada mientras haya digerido el rumbo aleatorio.
Pero ese itinerario azaroso no es un fruto casual, es la turbulencia de unas pesadillas, también de unos delirios simbólicos que muestran la amenaza al ser que queda constantemente al albur de la tragedia, aunque se la presenten como un paraíso verosímil.
Para este artista el infierno está tan cerca y tan dentro que además de verlo, lo absorbemos enteramente para así ser sus víctimas, sus espectadores angustiados y pensando que la verdad es la fuente del arte o de la base existencial del mismo.
Un amor por el mundo, por el mundo
de angustiadas sazones, de roídas
esperanzas, de ciegos exterminios:
un mundo pobre de lamida pena,
de triste horror, de ocaso envejecido…
(Carlos Bousoño)
Reblogueó esto en Vivencias Plásticas.
Me gustaMe gusta