La argentina GRADÍN explicó que esta serie de acuarelas, «Pantone y Amorfo», las creó a partir de sus propios excrementos. No cabe duda que nuestras propias materias fecales son un recurso pródigo, y más todavía si se ven utilizadas como arte o lo que supuestamente sea considerado como tal.
Incluso la forma que adquieren subrayan esta cualidad interna, que quedaría abyectamente reflejada si fuese una vulgar fotografía. Y el color tiene la claridad fisiológica necesaria para mostrar los ejes de una escatología que si no fuese así se nos escaparía.
Como dicen los expertos, estamos ante un idiolecto que provoca y motiva preguntas, conceptos, creatividades, límites y contextos. Las sensaciones y perfumes los vamos a dejar de lado para no herir los sentimientos que ante estas obras se agudizan, sean por su buen y mal estado, sean por escepticismo, sean por la buena calidad de su tropismo.
si me enfrento…
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