Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
OLEG OSIPOFF (1969) / DUDAS LAS TENÍA AL PRINCIPIO
Arthur Danto dejo muy claro que el mundo del arte ha de verse como un espacio de actividad profundamente pluralista y totalmente cosmopolita definido por la completa ausencia de una dirección histórica común.
Al ruso Ossipoff esta declaración le encajaba como anillo al dedo, por cuanto su virtuosismo en el dibujo, su efectista sentido cromático y su temple para embarcarse en toda la historia y sus ficciones, en todas las fuentes artísticas y estilísticas, le facilitaban una producción que se recrease en sí misma.
Lo consigue llevar a cabo con una imaginación que se sitúa en los márgenes del absurdo y de la embriaguez, en espacios y representaciones que crean su propio tiempo y situación de desmadre y de locura, que superasen de manera artificiosa el rigor pero no la escenografía visual ante la que alelar al espectador.
La omnisciencia del autor es una de las convenciones fraudulentas en los procedimientos de la ficción.