Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
BENITO MARCOS CREHUET (1952) / ¿NO HE SOÑADO YA ESTOS SUEÑOS?
No puedo dejar de citar a Adorno cuando dice que en ninguna obra de arte es el espíritu un ente, sino algo que llega a ser, que se está formando, que sigue a sus obras en la dirección en la que avanzan y desata su lenguaje inmanente.
Pero llega entonces el vallisoletano MARCOS con su obra cargada de restos, huellas, signos, dibujos que ha hecho en las superficies el tiempo inmemorial a través suyo, conformando unos valores plásticos que se muestran como reclamos poéticos de una época ensimismada.
En su trabajos hace que los espacios sedimenten sus extraños mensajes y se conviertan en entes que son residuos convocantes de una visión de distintas caligrafías y pátinas, y que se manifiestan como significados errantes.