Un breve paseo por obras y artistas que infunden otra forma de mirar. Es una aproximación cuyo deseo es provocar otras emociones más íntimas y cercanas si cabe. Es una forma de mirar, otro modo de ver, un ardid para engañar, un truco para esperar, otra historia para seguir, un cuento de no acabar. Y de seguir sin perder de vista lo de más atrás.
STANLEY WILLIAM HAYTER (1901-1988) / ME HE IDO ENTRE LOS TUMULTOS DEL AIRE
¿Tendremos que conformarnos con el hecho de que en una economía globalizada el estatus de mercancía de una obra de arte sea una realidad que no se puede evitar y cerrar los ojos ante ello suponga ignorar algunos de los desarrollos más creativos de la cultura contemporánea? ¿No estaremos mezclando las churras con las merinas?
Para el inglés HAYTER, uno de los grabadores del siglo XX, la cuestión era eminentemente plástica, introduciendo en esa mínima figuración las líneas y los colores que llegaban a estructurar una visión dinámica de ejes, cruces y dimensiones.
La locuacidad de su obra irradia como la secreción de una intuición y pensamientos que se fusionan y dan vida a unas criaturas cuya morfología las señala como el hallazgo de un más allá.
Porque yo he supuesto que en las órbitas o cuencas vacías de las calaveras se ocultan los ratones de la muerte.